domingo, 3 de agosto de 2008

Querida Maria, Incluime

Se encontraba frente a la puerta del mugroso y despreciable cabaret, no podía creer lo que los rumores le contaban. Era imposible. Siempre había estado enamorado de ella, y creía que era un sentimiento recíproco, pero los dichos taladraban su cabeza sin descanso. Claro que no podía hacer reclamos al respecto. No era de su propiedad, ya no. Se separaron el día que tuvo que dejarla para ir a la universidad. Baltimore no era un lugar desértico, pero él apuntaba más allá. Su inteligencia y habilidad en los deportes lo ayudaban a entrar a las mejores universidades del país y no podía dejar de aprovechar esta oportunidad. Dejaba a su familia, a sus amigos, a su lugar; pero nada le dolía tanto como dejarla. Era su primer amor, lo más inocente y real que había tenido. Se pertenecían mutuamente. Lo tranquilizaba el pacto de amor que, implícitamente, se establecía entre ellos. Aunque nunca se imaginó como la vida podía cambiarle la perspectiva de su futuro.
Se negaba a creer en las idioteces que decían por ahí, pero algo adentro suyo lo arrastraba hasta el desvaído edificio. Decidido, abrió la puerta y se topó con su imagen bailoteando burdamente sobre un caño. Se sentó sin llamar su atención, en frente de ella. Cuando las lágrimas causadas por la traición cesaron, escondió su cabeza bajo la capucha de su campera y levanto su mano para que se acercara a él. Sin dudarlo, lo rodeó sin siquiera ver su cara. Y de repente, con valentía, él la miró a los ojos. Estaban apagados, tristes; no los recordaba de esa manera. Impactada por el asombro, dio un paso hacia atrás y se tapó la boca.
- Vos no pertenecés acá. -dijo tomando su mano y llevándola afuera-
- Pero... Yo no puedo -confesó rompiendo en llanto-. No puedo ni mirarte a la cara...
- No me importa por qué o qué hayas hecho... Vayamosnos lo antes posible de este lugar. Incluíme en tu vida María, no me dejes atrás...
Asintió sonriendo avergonzada. El alivio dominó su cuerpo después de meses de culpa y arrepentimiento. Lo tenía con ella y eso le hacía sentir que por fin podía respirar tranquila. Dejando ese oscuro capítulo y dando vuelta la página, abandonó los desastrosos recuerdos de esas noches y se dedicó a ser querida por él. Y nadie más.


[ Dear Maria, Count Me In, All Time Low ]

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